Foto: Captura de
pantalla | Fahmi Abusharenkh, padre de Ayman, asesinado en Gaza en 2023.
Ayman Abusharekh desde Montevideo: “Nunca nos vamos a ir de Palestina”
Este es Fahmi, el desconcierto de su rostro lo dice todo. Acaba de regresar de un paseo
matutino y encontró la casa donde estaba refugiándose con su familia en ruinas, demolida
hasta los cimientos por cuatro de los misiles “quirúrgicos” que azotan la ciudad. Su esposa,
sus hijos e hijas, y sus nietos están bajo los escombros.
Es el 11 de diciembre del 2023, Fahmi tiene 70 años, y es uno de los cientos de miles de
palestinos que viven una migración forzada por los incesantes bombardeos del Estado de
ocupación sionista. 28 días más tarde, Fahmi sería asesinado en otro bombardeo en Deir
al-Balah. Otro mártir del pueblo palestino.
Por: Alejandro Díaz y Victoria Camboni
El video nos lo muestra por primera vez su hijo Ayman Abusharekh, quien se nacionalizó
argentino y vive entre las dos orillas del Río de la Plata hace siete años. La fortaleza de su
postura, la determinación para narrar los hechos, se mezclan con el dolor, la incomprensión
y la tristeza de su mirada. Estamos sentados en un banco de la Plaza Independencia, a los
pies de la estatua de otro guerrero, José Gervasio Artigas; y frente a la Torre Ejecutiva, sede
del gobierno de Luis Lacalle Pou, que ha tenido una postura cuanto menos tibia frente al
genocidio en curso.
A nuestro alrededor los niños corren de un lado al otro, disfrutando de otro día de verano.
La ciudad se mece en el vaivén de otro día de oficina. Tanta cotidianidad contrasta con el
martirio, el genocidio, que brota de los labios de Ayman.
Foto: Victoria Camboni | Ayman Abusharenkh, en la Plaza de la Intendencia en
Montevideo.
Un genocidio en curso
“Perdí 33 de mis familiares, incluidos mi mamá, mi papá, dos hermanas, tres hermanos y el
resto, sobrinos, tía, cuñadas, cuñados, la familia de los cuñados”, nos dice Ayman que
empieza su relato de manera atropellada. Hace más de un año de esta tragedia, y por
primera vez está listo para contar su historia, la de su familia, y la de su pueblo. “Fue mucho
dolor, mucho dolor la verdad. La primera vez fue el 11 de diciembre. La casa de mi hermana
fue bombardeada y en ese bombardeo perdí a mi mamá, a un hermano y dos hermanas.
Una de ellas perdió dos hijos y la otra un esposo, todos en la misma casa”. La familia
estaba refugiándose allí desde hacía un tiempo, luego de tener que desplazarse dos veces
de manera forzada de sus viviendas. Ese día sobrevivieron su papá, uno de sus hermanos y
tres sobrinos.
“El ejército israelí bombardeó la casa con 3 mil toneladas (de explosivos, ndr)... 3 mil,
imagínate. Fueron lanzadas desde un F16 o F35, no sé cuál era el avión, pero eso es lo que
pasó. Dejaron una casa de dos pisos al piso, al piso”.
Ese día, alrededor de las 11:30, mientras preparaban la comida, su padre salió a rezar y a
caminar. Volvió 40 minutos después. “Él quería solo entrar por la puerta para estar con su
familia y encontró que no había más familia (...). Mi abuela -que no fue víctima del
bombardeo-, falleció dos o tres días después”.
Ayman relata que su familia vivía en Jan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, pero a
mediados de noviembre de 2023 se trasladaron a Deir al-Balah, una ciudad del centro,
porque el ejército israeli les aseguró que era una zona segura. “Es una mentira grande.
Ninguna zona de la Franja de Gaza es segura, para nada”. Primero se refugiaron en casa
de su abuela, pero eran muchos en un espacio reducido. Las condiciones de vida eran muy
duras. A los pocos días tuvieron que volver a moverse y se desplazaron a casa de su
hermana “que en ese momento tenía luz, energía. Todo alternativo”. Porque donde estaban
antes, “no había nada, no había agua, no había nada, incluso para lavar sus ropas o para
lavar su cara”.
“¿Viste eso? -exclama Ayman mientras nos muestra fotos de los lugares-. “Es en la casa del
sur donde estaban”. “Solo se quedaron dos días en la casa de mi hermana y después de
dos días… se fueron”, dice Ayman para referirse a sus asesinatos.
Algunos días antes, “mi mamá tuvo una charla con nosotros en un grupo de WhatsApp y nos dijo que no quería volver a su casa. Le preguntamos por qué no quería volver, porque el
ejército israelí decía que en la zona de Jan Yunis era segura, que la gente podía volver a su
casa. Y ella dijo ‘No, no voy a volver porque son mentirosos. Estoy acá, estoy muy tranquila,
muy segura entre mis hijos y nietos, y no voy a volver. Incluso si un misil entra en la casa,
no me muevo’. No fue solo un misil… fueron cuatro”, dice Ayman, acongojado.
“Nosotros somos 14, con nuestros padres. Ahora quedamos siete. La mitad. Digo de la
primera línea, después sobrinos, primos, tías… todos, en total, 33”. 33 familiares
asesinados durante los bombardeos, en tan solo 28 días. “Mi papá, cuando volvió donde
estaba su familia, no encontró nada y entró en un trauma muy profundo. Pero no tenían otra
opción y tuvieron que desplazarse a la casa de mi tía que estaba muy cerca, en el centro
también, en Deir al-Balah”.
“Después de 28 días recibimos la noticia que mi papá, mi hermano el que sobrevivió, mi
hermano mayor -que se había desplazado un tiempo antes a la casa de mi tía- y también su
suegra” se “fueron” en un segundo bombardeo. Ayman nos cuenta que su hermano menor
fue encontrado entre los escombros junto a su padre. Su hermano mayor, herido de
gravedad en la cabeza, sobrevivió tres días, “...y se fue. Perdió a su esposa, a tres de sus
hijos e hijas. Quedó solo una de sus hijas, huérfana, que tiene solo 17 años. Quedó con uno
de mis hermanos y su familia. Y bueno, eso es lo que pasó”, dice Ayman con desconcierto.
Foto: Captura de pantalla | Malik, sobrino de Ayman, asesinado en Gaza
en 2023.
Pese a estar lejos de su tierra y de su familia desde hace algunos años, Ayman dice: “Yo
me sentía muy contenido, porque mi familia me daba todo el amor del mundo. Ahora me
siento solo, prácticamente me siento solo. Y siempre digo: la esposa, el esposo, la suegra,
el suegro o lo que sea, son también familia. Pero tu familia, la primera línea, es otra cosa.
Es tu sangre, tus memorias. No tengo palabras para decir… Lo que pasó, la verdad, es una
masacre. Y ahora mismo quiero que toda la gente, de todo el mundo sepa que nosotros los
palestinos, nunca vamos a dejar nuestra tierra”.
“Esto fue una masacre grande. 65.000 mártires. Más de 120 mil heridos. El 80% de la
Franja de Gaza está destruida. No hay agua ni infraestructura. 34 hospitales fuera de
servicio. No hay nada. La gente vive en carpas, la mayoría más o menos... Estamos
hablando de 2 millones y medio de palestinos. Muy poca gente vive en sus casas, e incluso
las casas no tienen nada; no tienen agua ni luz, nada”.
Le preguntamos sobre las posibilidades de salir de Gaza, a través de la única vía
disponible: la frontera con Egipto. “El gobierno de Egipto tiene un pretexto que dice que no
van a abrir las fronteras a favor nuestro. Yo digo, está bien, pero también tendrían que
apoyar más lo que está pasando ahora. No es lógico que un vecino -lo digo con mucho respeto- esté solo mirando la matanza. Estamos hablando de 65.000 mártires muertos. No
se puede, no se puede. Egipto tiene que usar su peso como un país grande -con mucho
respeto lo digo- para parar la matanza, la masacre. Jordania también”.
“La política es así -dice Ayman tratando de entender-. Los egipcios dicen: tenemos
acuerdos con Israel y no podemos violarlos. Bueno, yo entiendo que es el mundo de la
política, pero no entiendo que sea un pretexto que los dos lados, Israel y Egipto, lo usen
para matar gente, o por lo menos para no decir nada”.
Salir de Gaza es muy complejo. No solo por los ‘checkpoints’ militares, sino también por la
falta de pasaporte. Ser palestino, ser gazatí, implica no ser bienvenido en muchos lugares.
A esto hay que sumarle la inescrupulosa presencia de mercenarios que trafican con los
palestinos que intentan salir del infierno. “Es algo muy conocido. No estoy reclamando. Toda
la gente sabe que pasa esto. En Egipto hay oficinas, gente que tiene negocios con el
gobierno, usan este momento para abusar de la gente; tienen que pagar plata para hacer
solo 200 metros para pasar al otro lado del cruce de Rafah. Esto nunca había pasado. Yo
no entiendo cómo piensa este tipo de gente. Abusan de la gente en medio de la masacre.
¿Pagar 5 mil dólares cada persona para salir? Estoy hablando del mínimo. Algunas veces
llega hasta 10 mil, 12 mil dólares, solo para cruzar, para pasar 200 metros. No tiene sentido.
¿De qué tipo de apoyo estamos hablando? Estoy hablando sobre hermanos, vecinos.
Históricamente Egipto es la hermana grande, la mayor, entonces. No entiendo, en serio”.
Trump y Netanyahu
Tras asumir la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump tomó una postura muy
agresiva respecto a la situación en Gaza, respaldando completamente al Estado de Israel e
incluso recibió al primer ministro israeli Benjamin Netanyahu, que desde el 21 de noviembre
de 2024 tiene pedido de captura internacional emitido por la Corte Penal Internacional (CPI)
por crímenes de guerra y contra la humanidad. Todos los países que firmaron el Estatuto
de Roma deben detener de manera inmediata al requerido y ponerlo a disposición de la
justicia. Tanto Estados Unidos como Israel, históricamente se han negado a firmar el
acuerdo. Luego del pedido de captura, Trump declaró que impondría sanciones a los
funcionarios de la CPI, algo que su Secretario General, Farhan Haq, condenó en rueda de
prensa, por entender que dicha orden pretende “perjudicar su labor judicial independiente e
imparcial”. Trump también declaró, que se “adueñará” de la Franja de Gaza, que realojaría a
todos los palestinos en Jordania y en Egipto, y que además renombraría la zona como
Riviera del Medio Oriente.
Sobre estas declaraciones, Ayman dice que Trump “tiene el derecho para decir cualquier
cosa como un presidente de Estados Unidos, el país más poderoso del mundo y también el
aliado de Israel. Pero eso nunca va a pasar, no pasó en el medio de la masacre y nunca va
a pasar en el medio de, digamos, la tranquilidad”.
A Trump, dice, “le quedarán más o menos cuatro años como presidente, porque al final es
eso, un empleado en una administración de Estados Unidos, pero nosotros como palestinos
tenemos el derecho para quedarnos en nuestra tierra. Echar a la gente de su propia tierra
nunca va a pasar. Porque no importa si tienen casas o no tienen casas, porque estamos
apegados a nuestra tierra. Yo quiero volver, y muy pronto, para por lo menos saludar a las
tumbas de mis familiares que se fueron, y después para cuidar al resto de mi familia. Y no
solo yo quiero eso, también mi esposa, que es argentina, mi compañera que está acá en
Uruguay, y siempre quiso volver a verlos y abrazarlos”.
Lo que está pasando también tiene un trasfondo económico, por la explotación de los
recursos naturales, dice Ayman. “Los israelíes quieren también agarrar una estación de gas
frente a la costa de la Franja de Gaza con la ayuda de Estados Unidos”. Estos yacimientos
gasíferos cobran vital importancia en el marco de los conflictos entre los países de la OTAN
y Rusia.
Pensando soluciones
Como todos los palestinos, Ayman también se pregunta cómo salir de esta situación que
vienen padeciendo desde hace tantos años, y dice: “Que la ocupación israelí se vaya de
toda la Palestina, de Jerusalén. No sólo de 1967, de toda la Palestina; de la Franja de Gaza
y Cisjordania, y la parte de Jordania, parte de Siria, parte del Líbano ocupado. Es la única
solución. Como palestinos, no queremos matar a nadie, solo queremos recuperar nuestra
tierra en una manera, digamos, militar o pacífica”.
“Naciones Unidas siempre dice que toda la gente bajo ocupación tiene derecho a
defenderse. Es algo muy claro. Estamos hablando sobre una organización internacional. ¿Y
por qué todo el mundo está ciego, no quiere ver la verdad? Israel es un país ocupante, y la
gente tiene derecho a defenderse de eso. No hay terrorismo en un lugar ocupado. Toda la
gente que vive en esa tierra tiene derecho a defenderse, a defender su tierra”.
“Nosotros como palestinos, musulmanes, cristianos, no tenemos problema con los judíos.
Hay judíos que quieren vivir con nosotros, como miles de años atrás los judíos que estaban
trabajando con los árabes. Dos Estados me parece una solución lógica, porque nosotros
como palestinos no podemos terminar con la vida de la gente de Israel. La matanza no es la
solución. Digo por la gente de Israel que quiere vivir en paz, también los jóvenes. No digo la
gente que quiere trabajar con el ejército de Israel, que tienen sus manos con sangre. La
gente que quiere vivir en paz: tienen que hacer algo, tienen que confrontar al gobierno de
Netanyahu, una persona que solo quiere el poder. No sólo quiere matar a los palestinos,
quiere matar a los israelíes. No quiere dejar el poder. Por eso está como un monstruo.
Quiere matar todo”.
“El Estado de Israel tiene una estrategia para sacar más tierras, para echar más gente, para
matar más gente. No depende de una persona o de un primer ministro; el primer ministro es
un empleado que estará cuatro años o lo que sea en el gobierno, y después se va. Pero la
estrategia del Estado de ocupación israelí es algo muy fijo. Entonces nuestro problema es
con toda la doctrina del Estado de ocupación israelí. Si se va Netanyahu ahora, el siguiente
es obvio que va a ser peor, porque la mayoría del mundo no habla, no reacciona. Entonces
el camino está abierto por esto también, para hacer otra masacre contra los palestinos.
Entonces, la única solución entre nosotros, la gente de Palestina, los dueños de la tierra, es
que vivamos juntos y eso siempre, antes y ahora y después. Mi visión de la solución es así”.
La diplomacia en Uruguay frente a la masacre palestina
Por fuera de izquierda o derecha, Ayman reclama una reacción fuerte en respuesta a la
masacre contra su pueblo. “La injusticia duele. Como un gobierno muy importante en
América Latina, Uruguay tenía que decir la verdad”, y se pregunta, “¿por qué somos
ciegos? Espero que el gobierno de la izquierda empiece a reaccionar para mandar un
mensaje fuerte para parar la masacre. ¿No es suficiente 65 mil mártires, 120 mil heridos y
80% de infraestructura de las casas de Gaza destruidas?”, exclama con desesperación.
“¿Qué más quiere el mundo para abrir los ojos? Entiendo que el gobierno tiene intereses
con Israel, pero no es un pretexto para negar el derecho de otra nación, no es así”.
Consultado sobre la respuesta de la Embajada de Palestina en Uruguay, que hasta hace
pocas semanas estuvo a cargo de la diplomática palestina Nadya Rasheed, Ayman no se
siente respaldado. “Como el único palestino de la Franja de Gaza (en Uruguay) no vi que
hicieran algo suficiente. Después de lo que pasó, la exembajadora nunca me llamó para
apoyarme, mandó a la secretaria para llamarme”.
Movilizaciones por Palestina en Uruguay
“La verdad agradezco a la gente, estoy muy orgulloso de la gente del Uruguay que dijo, hay
que parar el genocidio. Las protestas, tan grandes como nunca en la historia del Uruguay y
Argentina, me dan esperanza de que la gente, en serio, empezó a ver”.
El próximo 27 de febrero, la Coordinación por Palestina convoca a una nueva concentración
y movilización a las 19 horas, desde la Explanada de la Intendencia hasta la Plaza
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