El desencuentro: el discurso y la realidad
La unidad es un pilar fundamental para el fortalecimiento
de las luchas y reivindicaciones del pueblo afrocolombiano, raizal y palenquero
en Colombia. En este contexto, el avance hacia el segundo Congreso Nacional Constituyente del
pueblo Afrocolombiano representa una oportunidad clave para consolidar agendas
comunes, fortalecer el liderazgo de nuestros pueblos y exigir el cumplimiento
de los mandatos populares y compromisos gubernamentales incumplidos.
Por:
Jefferson Montaño Palacio
En la última reunión sobre la agenda institucional y social
afro desarrollada en Cali, en el marco de la COP16, surgieron varios
cuestionamientos por parte de académicos, dirigentes sociales y políticos sobre
el balance del gobierno del cambio en los territorios; en su columna de opinión
de La Revista Raya, el maestro y Babalawo Jimmy Viera Rivera, encendió el
debate nacional, en donde emergieron preocupaciones que revelan las
incongruencias entre el discurso del gobierno y sus acciones concretas. Es
imprescindible analizar críticamente estos puntos, los cuales evidencian sus
acciones concretas mediante brechas entre las promesas de campaña y la realidad
política que enfrentan los pueblos afrodescendientes en Colombia.
Uno de los principales señalamientos es el desencuentro
entre la agenda institucional del gobierno y las necesidades urgentes del
pueblo afro en los territorios. A pesar de los compromisos adquiridos en
campaña, el gobierno no ha cumplido con la implementación efectiva de sus
programas, lo que deja en evidencia una falta de voluntad o capacidad para
ejecutar lo prometido. Este incumplimiento no solo mina la confianza en las
instituciones, sino que también perpetúa la exclusión histórica de estos
pueblos.
¿Cómo pueden articularse las diversas agendas territoriales
para fortalecer una visión conjunta en el Congreso Nacional Constituyente Afro? ¿Cuáles son los
principales desafíos para consolidar la unidad del pueblo afrocolombiano?
¿Cuáles han sido los principales obstáculos en los procesos anteriores y cómo
pueden agruparse para avanzar con mayor cohesión? ¿Qué papel juegan las
organizaciones de base afro en la definición de una agenda unificada? ¿Cuáles
son los mecanismos efectivos para garantizar que las decisiones del Congreso
Nacional Constituyente Afro sean implementadas por el Gobierno? ¿Cómo se puede lograr una
participación efectiva y equitativa de todas las regiones y sectores del pueblo
afrocolombiano en este espacio?
Por otra parte, la falta de coherencia e individualismo gubernamental
hace evidente la contradicción entre el llamado a la “Paz Total” y la decisión
de mantener la licencia ambiental que convierte a la isla Gorgona en una base
militar de los yanquis. Este hecho no solo representa una amenaza para el
equilibrio ecológico del lugar, sino que también expone la subordinación del
país a intereses extranjeros, en detrimento de la soberanía nacional y la
voluntad de los pueblos afro, siendo estos más afectados. Asimismo, la
directora de Asuntos para Comunidades Negras, Afrocolombianas y Palenqueras del
Ministerio del Interior, Amelia Roció Cortés Cortés, hizo un llamado a través de
documento público radicado con 13 puntos, al presidente Gustavo Petro, en el
que denuncia la grave crisis y el incumplimiento en la gestión del viceministro
de Diálogo Social y Derechos Humanos, Héctor Gabriel Rendon. La paz no puede
lograrse con imposiciones ni a través de decisiones que ignoran las demandas
sociales y ambientales de las ciudadanías.
El retraso en la ejecución presupuestal de lo estipulado en
el Plan Nacional de Desarrollo (DNP) y en los acuerdos alcanzados tras los
paros cívicos en Buenaventura, Chocó y Tumaco representa una nueva señal de
alarma. En Tumaco, los pueblos étnicos y raizales enfrentan un desplazamiento progresivo
debido al avance del comercio liderado por inversionistas foráneos (paisas), el
narcotráfico y la falta de oportunidades laborales, económicas y sociales. En
Chocó, las demandas sociales siguen sin respuestas, mientras la violencia
perpetrada por bandas criminales y grupos armados continúa asediando tanto las
zonas urbanas como rurales. Por su parte, Buenaventura enfrenta una crisis
persistente en materia de derechos humanos y civiles, agravada por el despojo
de tierras a través de compras indirectas impulsadas por intereses extranjeros (los
yanquis).
Sin una inversión oportuna y eficaz, las iniciativas
dirigidas a mejorar las condiciones de vida en los territorios
afrodescendientes seguirán siendo meras declaraciones sin un impacto real. La política
pública no puede limitarse a un escándalo de promesas incumplidas, pues esto
solo profundiza la desconfianza y la desesperanza en los pueblos
afrodescendientes más vulnerados del Estado-nación. ¡Sin citar otras realidades
que padecen hermanas y hermanos, en San Andrés Islas y Santa Catalina y San
Basilio de Palenque en el Caribe!
De hecho, persiste la violencia en los territorios
afrodescendientes, lo que demuestra que el gobierno no ha logrado traducir su
discurso pacifista en políticas concretas que garanticen la seguridad de la
población. La continuidad de la guerra, el desplazamiento forzado y la falta de
atención a las causas estructurales del conflicto siguen siendo una deuda
pendiente que refleja incapacidad estatal para garantizar la paz estable y
duradera en los territorios.
Finalmente, el gobierno debe asumir con seriedad y responsabilidad los compromisos adquiridos. La confianza de la población no se sostiene con “discursos vacíos”, sino con acciones concretas que reflejen un verdadero cambio. Mientras la agenda institucional continúe desarticulada de las necesidades reales del pueblo afrodescendiente, raizal y palenquero, la brecha de desigualdad y la crisis social persistirán, y con ellas, la deslegitimación de un gobierno que prometió mucho. No obstante, ha cumplido poco con esta agenda.
#GobiernoDelCambio #SegundoCongresoDelPuebloAfro #AcuerdosIncumplidos #DNCNAP
0 Comentarios