Mujeres piangüeras: guardianas del territorio ancestral

Cada 8 de marzo, el mundo conmemora el Día Internacional de las Mujeres, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los avances y los desafíos que persisten en la lucha por la igualdad de género. En este contexto, el Fondo de Fomento para las Mujeres Rurales del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural llevará a cabo este 21 de marzo el Encuentro de Mujeres "Derechos, Igualdad y Autonomía para las mujeres en su diversidad", un espacio que resalta el papel poderoso y fundamental de las mujeres rurales en la construcción de sociedades más justas y equitativas en Colombia.

Por: Jefferson Montaño Palacio

Este 21 de marzo, en la conmemoración día Internacional de la No Discriminación Racial, la dirección de Mujer Rural del Ministerio de Agricultura pone en el centro el trabajo y labor de las mujeres piangüeras del Pacífico colombiano: Cauca, Tumaco y Chocó, en especial las de la costa nariñense. Estas mujeres han sido, por generaciones, las encargadas de recolectar la piangua, un exquisito manjar (molusco) que constituye una fuente vital de alimento y sustento económico para muchas familias del andén del pacífico. De hecho, su trabajo no ha sido suficientemente valorado ni protegido, lo que hace urgente visibilizar su aporte y sus demandas ante el Estado-nación.

Estas mujeres poderosas reconocidas como piangüeras no solo son trabajadoras incansables, sino también guardianas del ecosistema ambiental de manglares. Su conocimiento ancestral sobre los ciclos naturales, la recolección sostenible y el respeto por el ambiente en los territorios es invaluable, es vital. No obstante, en su diario vivir enfrentan múltiples desafíos, como la precariedad laboral, la falta de acceso a servicios básicos y el impacto del cambio climático, que amenaza la biodiversidad de los manglares en el país.

El reconocimiento de sus derechos es una deuda histórica. Durante años, las mujeres rurales han luchado por mejores condiciones laborales, acceso a la tierra y participación en la toma de decisiones. Sin políticas públicas efectivas que respalden su labor, las mujeres piangüeras del pacífico seguirán enfrentando desigualdades que limitan su autonomía económica y su bienestar.

En este sentido, el Encuentro de Mujeres en Tumaco, se convierte en un escenario clave para la discusión y la acción. La autonomía de las mujeres en su diversidad no solo implica el reconocimiento de sus derechos, sino también la generación de oportunidades reales para su desarrollo. La inversión en proyectos productivos sostenibles, la capacitación y el acceso a financiamiento pueden transformar la realidad de muchas de estas trabajadoras artesanales y ancestrales.

Además, es imprescindible que la sociedad en su conjunto valore y respalde el rol de las trabajadoras piangüeras. Su trabajo no es solo una actividad económica, sino una expresión de identidad cultural y resistencia ancestral. Proteger los manglares y mejorar las condiciones de estas mujeres del pacífico es una tarea que debe involucrar al Estado-nación, a las organizaciones sociales y a la ciudadanía.

El feminismo rural tiene desafíos particulares que deben ser abordados con enfoque diferencial. La intersección entre género, territorio y etnicidad pone en evidencia las múltiples formas de discriminación que afectan a estas mujeres trabajadoras. La lucha por la equidad de género en contextos rurales debe considerar sus necesidades específicas y garantizar su participación en la construcción de políticas públicas dignas.

Finalmente, conmemorar el Día Internacional de las Mujeres no es solo recordar las luchas del pasado, sino también comprometerse con las del presente. Las mujeres piangüeras del Pacífico son ejemplo de resistencia y trabajo comunitario (colectivo), y su historia debe inspirar acciones concretas para avanzar hacia una sociedad más equitativa y antirracista.

Que este fondo creado por la Ley 731 de 2002, como una cuenta del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural no solo sea una ley simbólica, sino un punto de partida para el reconocimiento real y la dignificación de todas las mujeres rurales que, con sus manos y su sabiduría, sostienen la vida en sus territorios y el mundo.

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