Igor Correa: su gente, su inspiración
Hay hombres cuya vida no solo narra una historia, sino que se convierte en testimonio, en faro, en herencia viva. Igor Correa es uno de ellos. Un abogado afrocolombiano, hijo del río Mira y de la resistencia, tallado a fuego en la lucha y en el amor profundo por su pueblo. Un hombre que no camina solo: lleva consigo la memoria de generaciones que han resistido al olvido, y la esperanza de un mañana más justo para los suyos.
Especialista en panafricanismo, políticas públicas y relaciones
internacionales, Igor ha tejido una trayectoria que
cruza continentes, pero cuyas raíces siguen firmemente ancladas en la tierra
negra que lo vio nacer. Fue Consultor
Internacional de la Comunidad Andina de Naciones y Asesor de la Presidencia de la República
de Colombia, sin embargo, más allá de los títulos, su
verdadera vocación ha sido y sigue siendo la defensa incansable de los derechos civiles y
étnico-raciales de los pueblos afrodescendientes en América
Latina, el Caribe y el continente africano.
Desde los rincones olvidados de Colombia
hasta los foros de discusión internacional, ha sembrado dignidad, ha tendido puentes,
ha levantado la voz por quienes durante siglos han sido silenciados. En cada
palabra suya hay fuego. En cada acción, un acto de memoria.
Igor nació entre aguas y selvas, en una
zona fluvial y palenquera entre Tumaco y Esmeraldas, Ecuador, a las orillas del
río Mira. Aquel río no solo le dio la vida: le enseñó a resistir, a fluir, a no romperse nunca.
Creció en la Invasión del 6 de enero, en Buenaventura,
en los años 70. Un territorio tan duro como digno, donde el hambre y la alegría
caminaban de la mano. Allí se templó su espíritu y, más adelante, en Cali, ciudad
que lo vio profesionalizarse, nació
el activista, el defensor, el soñador con causa.
Su liderazgo no fue una estrategia: fue una consecuencia natural de su
conciencia. Desde joven, participó en el Foro Internacional de los Pueblos,
donde compartió ideas y sueños con líderes que más tarde llegarían a ser
presidentes: Evo Morales,
Ollanta Humala, Gustavo Petro. Por entonces, todos eran
simplemente militantes del
cambio. Hoy, Igor sonríe con nostalgia:
“El único que no ha sido presidente… soy
yo”, y lanza una carcajada con sabor a sueño postergado, no vencido.
En su voz, siempre hay lugar para ella. Su
madre, esa mujer de temple y ternura que lo retó con amor para no abandonar el
estudio. Cuando él dejó la escuela para trabajar, fue ella quien le tendió un desafío inesperado:
“Voy a estudiar el bachillerato y después
la universidad. A ver si me alcanzás…”
Él no pudo permitirlo. Se inscribió en la universidad, y así nació el abogado. Pero más importante aún, nació el defensor de sueños colectivos, el hombre que aprendió que el amor materno puede ser una fuerza revolucionaria.
Su historia familiar está tejida con los
hilos de la migración, la búsqueda y la dignidad. Tiene hijos que son su imán y
hermanos que encarnan la misma lucha, sus padres y abuelos qué le dieron raíces
profundas, como los manglares del Pacífico que se aferran al suelo y al agua
con igual fuerza.
Sus referentes han sido gigantes de palabra y fuego: Malcolm X, Martin Luther King, Angela Davis, Benkos Biohó. Más tarde, en el ejercicio profesional, compartió caminos con personalidades de talla mundial como Epsy Campbell, primera mujer afrodescendiente en ocupar la vicepresidencia en las Américas.
Con ella, Igor entendió que el
poder también puede ser ético, noble y amoroso.
No eligió el activismo: fue el activismo quien lo eligió a él,
en cada acto de discriminación, en cada injusticia presenciada. La respuesta fue
clara: resistir, incidir, transformar.
Desde el sector público y privado, desde
lo local hasta lo multilateral, ha trabajado por una sola causa: la equidad. Su acción
política no es coyuntural: es
una ética de vida, una forma de honrar a los suyos.
Hablar de sus logros es hablar de historia
viva desde la Decisión 758
de la CAN (2011): primera norma internacional para la
protección de los derechos de los afrodescendientes en la región andina. CONAFRO: creación de los
Consejos Nacionales de los Pueblos Afros en Ecuador, Bolivia y Perú. Banca Mutual de Oportunidades (2018):
una alternativa financiera libre de usura. Política Pública Afrodescendiente de Cali (2019):
un antes y un después en nuestra ciudad.
Hoy, Igor trabaja incansablemente por tres grandes causas; la Declaración Universal de los Derechos Afrodescendientes. El Fondo Económico para el Desarrollo Afrodescendiente y los Estándares Internacionales para la Reparación de la Esclavización.

Porque la historia no se olvida. Pero sí se puede sanar. Detrás del abogado, del consultor internacional, del líder globa hay un hombre feliz, triunfante y profundamente agradecido. Un hombre que se nombra a sí mismo afrocolombiano con orgullo y dignidad, capaz de generar incidencia y transformación.
Pero antes de cualquier título o cargo,
Igor Correa es y será siempre hijo
del pueblo, del río, de la madre tierra.
Por:
Jefferson Montaño Palacio
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